Te recuerdo atravesar el pasillo atestado de mecanógrafos, veías al frente. No parecías perdido como yo en mi primer día. Imagino lo que pensaron de mí: enclenque, ridículo, aniñado. En cambio, tú volteaste miradas, detuviste el papel de seguir girando. Tu piel de bronce, tus ojos de selva, tus mejillas de seda. Fuiste un destello…… Seguir leyendo ALLENDE DEL MAR HAY UN LUGAR PARA MÍ