Mi espacio personal

Reproduce el audio para escucharlo de la voz del autor

Tengo este espacio acá, y es casi como mis espacios del pasado -botellas, papeles, libros, cinturones, peines, periódicos viejos, basura regada al rededor. Mi desorden nunca fue elección, simplemente viene y se queda.

En el tiempo de cada espacio, nunca hubo suficiente tiempo para poner las cosas en su lugar -siempre hay un quiebre, una pérdida; la matemática dura de la confusión y el cansancio.

Estamos arengados con deberes tan inmensos como triviales, y viene entonces el estoicismo, o el horror de saber imposible una cuenta por pagar, o una amenaza, o el papal destino de servir el alma propia para la autosupervisión.

Tengo este espacio acá, y es casi como mis espacios del pasado: el fracaso de vivir bien con una mujer o el universo; se siente relleno, todo es basura que, cruda, se queja de mi, con atrición y repetición.

Tengo este espacio acá, y lo he tenido en tantos lugares, los años se escapan, lo asumo, y me tengo que sentar, pero no me siento diferente que en mi juventud.

Este espacio acá siempre fue, y sigue siendo, mejor por las noches, con su amarilla luz eléctrica mientras me siento y bebo; todo lo que quise fue un pequeño descanso de todo este hiriente sinsentido:

Pudimos siempre manejar lo peor, si nos hubiésemos permitido el menor de los despertares de esta pesadilla, de los dioses, de nosotros mismos.

Tengo este espacio acá, donde me siento mientras floto, soy perezoso para los campos del dolor, y mis amigas, las paredes, me acogen en esta apuesta a perder; mi corazón no sabe reír, pero sonríe a veces en esta amarilla luz: venir tan lejos a sentarme solo otra vez, en este espacio de acá.