Repetición

Foto por Denys Nevozhai

No quiero pensarte mucho,
porque sé lo venenosos
que pueden ser tus besos.

Eso solía ser uno de tus talentos.
Intoxicarme,
comerme por dentro.

Y el mío siempre fue caer.
Caer al abismo contigo.
Creerme esas promesas disfrazadas de miel
y,  luego,
aparecer en una cama vacía.

Una y otra vez.