Tiempos erróneos

A veces me despierto a la mitad de la noche y me preguntó qué se sentiría darme la vuelta para toparme contigo.

Supongo que nunca podré  saberlo, porque perdí esa oportunidad hace tiempo. Y no te escribo para pedirte que vuelvas o para preguntarte si aún me quieres.

Sé que eso ha quedado en el pasado.

Tú, yo y esas conversaciones de antaño.

Yo te escribo, porque cuando despierto a la mitad de la noche, lo único que me viene a la mente es aquella madrugada en la que te fuiste.

Recuerdo esas maletas tan llenas que me dieron la impresión de que no te llevabas nada.

Recuerdo las pecas que se te veían en el cuello, porque dejaste unas tiradas en la cama.

Recuerdo la tristeza en tus ojos y lo bien que la disimulabas.

Pero, lo que más recuerdo es que antes de salir por la puerta susurraste:

“Quizás la próxima vez”.

Luego, te marchaste y

supe que jamás volvería a verte y

que, muy probablemente, no volvería a dormir.